lunes, 14 de febrero de 2011

Honores sanluqueños al dictador

LA MEDALLA DE ORO DE SANLUCAR A FRANCISCO FRANCO

El 8 de Febrero de 1961, el dictador Francisco Franco recibió en su palacio de El Pardo a los miembros del Ayuntamiento de Sanlúcar, presidido por el entonces alcalde Francisco Zaragoza y acompañado por el gobernador civil de la provincia de Cádiz, Luciano Sánchez.
El motivo no era otro que hacerle entrega de la medalla de oro de la ciudad de Sanlúcar al general, con motivo de la conmemoración de aquellos famosos XXV años de paz, que se celebraron a lo largo de dicho año, con “Desfile de la Victoria” incluido.

El régimen se otorgaba de esta forma medallas a sí mismo, pues la democracia orgánica que reinaba entonces no permitía más ideología que la del dictador y, por lo tanto, todos eran descendientes ideológicos del mandamás. No cabía pues más reconocimiento que la sumisión de unos políticos pueblerinos ante el Jefe del Estado.

Han trascendido fotografías del aquel encuentro oficial en Madrid. No se ofrecieron datos sobre lo tratado en la audiencia ni sobre las supuestas contrapartidas que Franco otorgó a la ciudad sanluqueña a cambio del reconocimiento medallístico.
Lo que sí es cierto es que Franco devolvió la visita al Ayuntamiento, accediendo a pisar suelo sanluqueño en una visita que tuvo lugar el 26 de Abril del mismo año, en el transcurso de una gira por diversas poblaciones de la provincia y de la región, y donde tuvo oportunidad de degustar los productos típicos de nuestra ciudad, manzanilla y langostinos, ofrecidos en Bajo de Guía por un adulador hostelero de aquel entonces.


Según Narciso Climent, el caudillo vino acompañado de cuatro ministros y de diversas autoridades regionales, que se resistieron al propósito del alcalde Zaragoza para que la comitiva franquista visitara Bajo de Guía, para que pudiera comprobar “in situ” la situación pésima en la que se encontraba dicho barrio, que todavía, por aquel entonces era el lugar en el que se desembarcaba el pescado con unos medios anacrónicos y rudimentarios.

La corporación municipal sacó sus mejores galas, vistió a los maceros y preparó a todas las fuerzas vivas de la ciudad para recibir a tan alto prócer, quien, según la crónica publicada al día siguiente en “ABC de Sevilla”, apenas pasó una hora en Sanlúcar para nunca más volver. Llegó a las doce de la mañana y el alcalde Zaragoza le estaba esperando en la entrada a la ciudad: «Toda la población se encontraba en la calle para recibir en triunfo al Caudillo de España, que visitaba Sanlúcar para apreciar personalmente la conveniencia de establecer un puerto pesquero, que aminore los inconvenientes del que se vienen sirviendo los pescadores desde los tiempos más antiguos».


Franco llegó por fin a Bajo de Guía y desde allí pudo comprobar el sistema de desembarco del pescado que se realizaba aún desde las barcas a tierra, teniendo los pescadores que penetrar en el mar para recogerlo. «Un concejal del Ayuntamiento explicó al Caudillo la necesidad de construir un puerto pesquero en esta localidad, mostrándole algunas fotografías de otros puertos que tuvo anteriormente y que fueron derribados por la fuerza de los vientos de poniente. Terminada esta visita, y entre las constantes aclamaciones y vítores de la multitud, el Generalísimo ocupó su coche y prosiguió viaje a Jerez de la Frontera, adonde llegó a la una de la tarde».

Esta visita representó durante muchos años después un acontecimiento inolvidable para aquellos que lo vivieron.

Por cierto que ninguna de las corporaciones municipales sanluqueñas desde principios de la democracia se ha ocupado de retirar la concesión de aquella distinción en forma de medalla al dictador, aun a pesar de que han sido muchos los Ayuntamientos españoles que sí lo han hecho, en cumplimiento y aplicación del artículo 15 de la llamada Ley de Memoria Histórica (*). Aunque teniendo en cuenta que hasta hace un par de años no se eliminó el rótulo de la “Avenida del Generalísimo” y que aún quedan expuestos en lugares públicos otros símbolos franquistas en nuestra ciudad, mucho me temo que nuestros representantes políticos den una vez más muestras de su ineficacia y de su extrema lentitud.

(*) Artículo 15. Símbolos y monumentos públicos.
1. Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura.