martes, 27 de agosto de 2024

UN CENTENARIO OLVIDADO: EL POEMA DE UNA SANLUQUEÑA, DE JOAQUÍN TURINA (1924)

 

A pesar de haber asistido la propia alcaldesa a la entrega de la documentación al Conservatorio por parte de la familia Turina el pasado 17 de julio de 2024, ni el Ayuntamiento ni ningún otro colectivo cultural han organizado acto conmemorativo alguno para celebrar la efemérides.


Salvador Daza Palacios


En este verano se han cumplido cien años del estreno en Sanlúcar de Barrameda de una obra inmortal y magistral de la música de cámara española: El poema de una sanluqueña, para violín y piano, del compositor sevillano e hijo adoptivo de la ciudad de la manzanilla, Joaquín Turina (1882-1949).



El 15 de julio de 1924 llegó el maestro a Sanlúcar, donde acostumbraba a pasar algunos veranos en la casa de su amigo José Colom, un palacete hoy arruinado y abandonado, en la calle Regina. Le recogieron en la estación de tren de Jerez un grupo de amigos que le traerían en “auto” hasta la ciudad, donde permanecería una semana «con una sensación infinita de bienestar».


Tras el clamoroso éxito conseguido dos años antes por el estreno de su Sonata pintoresca para piano Sanlúcar de Barrameda, op. 24, en el salón de plenos del Ayuntamiento, la visita de Turina en este año de 1924 tenía un objetivo primordial: el estreno de su composición para violín y piano ya citada, numerada con el op. 28 de su catálogo y que dedicó “a las muchachas de Sanlúcar”. Para llevar a cabo este estreno absoluto, don Joaquín había elegido a un joven violinista sanluqueño, Manuel Romero López, que entonces destacaba como músico de unas potencialidades extraordinarias, al igual que otro sanluqueño de excepción a quien Turina también promocionó: el pianista Antonio Lucas Moreno, que llegaría a ser catedrático de piano en el Conservatorio de Madrid y que fue un constante propagador de la obra del compositor.

La estancia veraniega de Turina en este año 1924 pasaría «entre el estudio con el violinista Manuel Romero y deliciosas meriendas en Bajo de Guía». El concierto de estreno de la obra tendría lugar el 20 de Julio en el desaparecido Teatro Reina Victoria, en la Calzada. Tras el triunfo y la cordial y calurosa acogida de la obra, se celebró una «opípara cena en el Nº 2, hotel sanluqueño», situado en la calle Ancha.

Al día siguiente se repite el concierto, esta vez en sesión privada, al que solo un grupo de oyentes privilegiados tuvo la fortuna de asistir. Curiosamente, entre ellos estaba Julián Cerdán, no sólo por músico y colega del compositor sevillano, sino por ser vecino de la familia Colom, pues es sabido que el antiguo director de la Banda Municipal vivía en la calle Regina, muy cerca de la hermosísima casa solariega en la que veraneaba Turina, situada enfrente de la calle Santa Ana. Así lo explicará el propio autor: «En la noche del día siguiente se repite el concierto en el patio de la casa de Colom. Entre otros, asisten el curita Badanelli y su padre; Cerdán, señorita de Benito, compositora sevillana; Rojas, Abelardo, Romero, Rosario y Asunción Delgado Ñudi». Esta última parece haber sido quien inspiró la obra, pues consta en las memorias de Turina que había sido quien pronunció una frase «doliente» que llegó al corazón del maestro: «Las sanluqueñas se quedan solteras, porque los sanluqueños se casan con las forasteras».

El 22 de julio se volvería Turina hacia Sevilla en el vapor San Telmo, dejando una estela de armonías y bellezas impregnadas en los corazones sensibles de los sanluqueños de buena voluntad, a los que regaló su inspiración artística y su genialidad sin pedir nada a cambio. Tras este acontecimiento, la obra viajó hasta Londres, donde fue estrenada por el propio compositor y la violinista francesa Lydia Demirgian. Desde la capital del Támesis volvió para interpretarse por primera vez en Madrid, en el Teatro de la Comedia, donde ratificó el éxito obtenido por la pieza en sus anteriores interpretaciones, pues había llegado el eco a través de la prensa inglesa.

Según la crítica, El Poema «es la obra de un maestro conocedor de los procedimientos y modalidades modernas, y literariamente es el ensueño de un poeta que siente intensamente los ardores del alma andaluza. Se trataba sin duda de unas las composiciones más bellas y completas del notable compositor». En enero de 1925 se volvió a repetir la obra a principios de año en Sanlúcar, en el salón bajo del colegio de los Escolapios, donde el maestro fue homenajeado una vez más, por las emotivas palabras de José Luis Acquaroni, quien le hizo ofrenda de unos objetos de escritorio y unos pliegos de más de cien firmas de mujeres sanluqueñas, que agradecían de esta forma el gesto del compositor de haber dedicado la inmortal obra a las «diosas de la ciudad de plata». El poema, desde entonces se ha grabado infinidad de veces por los más prestigiosos violinistas españoles y extranjeros, y se ha interpretado en miles de conciertos por todo el mundo. Esperemos que pronto podamos oírla de nuevo en Sanlúcar, para comprobar que no ha envejecido sino que se ha revalorizado más si cabe. Porque cien años no son nada.




CHIPIONA TIENE SU HIMNO DESDE 1990

 

El Ayuntamiento decide convocar un concurso para elegir un Himno para la villa que ya existe desde 1990.


Salvador Daza Palacios.

Compositor.



Ante las noticias divulgadas por varios medios de comunicación, entre ellos el Diario de Cádiz, sobre la convocatoria por parte del Ayuntamiento de Chipiona de una especie de concurso para elegir un Himno de Chipiona, es mi deber como autor el desmentir que la preciosa villa gaditana no goce de una música que exalte sus muchas virtudes y bellezas, tal y como ha manifestado su alcalde en los últimos días.

Fue el 25 de noviembre de 1990 (como demuestra el programa que adjunto) cuando, en el Teatro Principal de Sanlúcar de Barrameda, la Banda de Música “Julián Cerdán”, el Orfeón “Santa Cecilia” y los miembros de la coral de Chipiona “Stella Maris”, estrenarían el Himno a Chipiona, cuya letra fue escrita por el ya fallecido poeta Juan Manuel Barba Mora (hijo predilecto de Sanlúcar de Barrameda y autor de la letra de su Himno a la Manzanilla) y la música por quien suscribe estas líneas. El concierto contó con la presencia oficial del entonces alcalde chipionero Luis Mario Aparcero, curiosamente el mismo que ahora dirige los destinos del Ayuntamiento, acompañado de su Delegado de Cultura y Fiestas.

El estreno de la obra, en forma de pasodoble andaluz, constituyó un gran éxito y animó a los dirigentes políticos chipioneros a instar a los protagonistas de aquella memorable jornada a repetir el concierto en la ciudad del moscatel. Pero esa invitación, a pesar de los reiterados recuerdos y peticiones, nunca se cumplimentó por quienes la habían realizado.

La convocatoria hecha por el Ayuntamiento chipionero del actual concurso supone un ejercicio de desmemoria y de falta de delicadeza con los autores e intérpretes de aquel estreno de 1990, pues, además, la obra se ha tocado en varias ocasiones por la misma Banda “Julián Cerdán”, en alguno de los conciertos que ha interpretado en la villa desde aquel entonces (uno de ellos, en la Parroquia de Ntra. Sra. de la O). Resulta además muy curiosa la convocatoria, ya que quien suscribe entregó gratuitamente un ejemplar de la partitura editada en 2023 a la Biblioteca Municipal de Chipiona, que, tras más de ocho meses, no ha tenido tiempo aún de integrar en su catálogo o base de datos bibliográfica dicha partitura, limitando así su consulta por quienes pudieran estar interesados.

Me reservo el comentar los aspectos concretos de la convocatoria y de la idoneidad del jurado nombrado al efecto, pues no creo que sea de interés para la cuestión fundamental que quiero que conste a través de las líneas de este blog: Chipiona tiene su Himno desde 1990. Solo hubiese hecho falta declararlo oficial llevando la propuesta al Pleno municipal, tal y como hizo el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda con su Himno a la Manzanilla (estrenado en 1947) que no fue oficial hasta 1994. Y haberle prestado, claro, la debida atención a su divulgación, pues si no se hace, así se convoquen todos los concursos que se quiera, será infructuoso. Lo demás son ganas de perder el tiempo y tratar con desdén a quienes pusieron toda su ilusión y su trabajo en realizar una obra con todo el cariño y la devoción que siempre le hemos tenido, tanto el poeta como el compositor, a la querida vecina ciudad de Chipiona.